A los afectos que perduran... Ellos mueven el mundo.

domingo, 9 de enero de 2011

Sentimientos, los grandes "avisadores" de la vida (II)

Los sentimientos son los grandes "avisadores" de la vida, me muestran de una manera ineludible lo que necesito, aquello que echo en falta o aquello que me sobra. Al escuchar mis emociones y sentimientos me veo en mi realidad más profunda.
Los sentimientos revelan lo que es importante y significativo para mí y lo que no lo es.
A veces no descubro lo que de verdad quiero porque salgo demasiado rápido de cualquier emoción o sentimiento desagradable. A veces desarreglo y bloqueo el proceso que me lleva a la acción (emociones y sentimientos que me muestran lo que me interesa, aquello con lo que estoy involucad@, aquello que necesito para después hacer algo, pasar a la acción y  satisfacer la necesidad, crecer, progresar, desarrollarme)
¿Cómo bloqueo el proceso?
*Con falsas creencias que hemos heredado de otros y aceptado sin reflexionar y sin poner a prueba.
*Permitiendo que experiencias pasadas y ya obsoletas sigan actuando. Quizás algunas estrategias nos fueran útiles en el pasado, quizás entonces fueran adecuadas pero ya no lo son.
*Permitiendo que queden sin cerrar asuntos pasados e inconclusos. Guardar asuntos pasados eternamente pendientes, necesidades insatisfechas en su momento que ya no pueden satisfacerse porque la persona de la que se trata ya no está o no es como era.
En definitiva con ideas, creencias, fantasías y recuerdos que no nos dejan vivir con fluidez, con verdad. Entonces rechazamos lo que "es" ahora, ponemos en marcha mecanismos de defensa ante lo que nos evoca el pasado y nos desviamos de nuestro verdadero sentir de hoy. 
Surgen sentimientos falsos, necesidades falsas, acciones erróneas, que nos apaciguan momentáneamente pero no nos satisfacen de verdad. Y así convertimos el afecto en dependencia, el miedo en pánico y terror, el enojo en cólera y furia, la tristeza en desolación y depresión y la alegría en manía eufórica.
Son también sentimientos falsos y disfuncionales que nos avisan de que en algún momento el proceso natural se ha torcido: la rabia, la culpa, los celos, la impotencia, la vergüenza, la apatía, la lástima, el rechazo, el resentimiento, el desprecio, la envidia, la fragilidad, el hastío, la humillación, la incapacidad, la inseguridad, la resignación, la sumisión, la dominación, la venganza, etc. Son además, sentimientos devaluantes y minimizantes.
Cualquier sentimiento y emoción que va contra la propia estima o que tiene como objetivo el daño ajeno, no es sano, es falso y lleva a la infelicidad no al desarrollo ni a las satisfacción de mis verdaderas necesidades.


Del curso "Sentimientos y emociones en las relaciones de ayuda"
Myriam Muñoz Polit

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